El
sargento mayor Felipe Santiago Salaverry se encontraba cumpliendo una misión en
Piura, por encargo de su superior, el general
Pero meses antes, probablemente en
Felipe Santiago Salaverry
Año del Señor de mil ochocientos
treinta, en dieciocho de diciembre: Yo Don Miguel de la Cruz León ex licencia
bauticé, puse óleo y crisma a Carlos Avelino, párvulo de quince días de
nacido, hijo natural de don Felipe Santiago Salaverry y de Doña Vicenta
Ramírez; fueron sus padrinos don Pablo Seminario y Doña Paula Godos, a quienes
advertí su obligación y espiritual parentesco, y
para que conste lo firmo.
“Miguel León y Cruz”
En
realidad, los datos que solían considerarse en las inscripciones bautismales no
eran precisos y eso se ha podido apreciar en documentos bautismales de muy
importantes personajes, entre los que se incluye a don Miguel Grau
Se ignora
porque después el poeta fue conocido como Carlos Augusto. Lo cierto es que doña
Vicenta regresó a
La educación de Carlos A. Salaverry fue muy precaria. Pero su
vocación y esfuerzo le impulsaron a profundizarse en los conocimientos de su
tiempo. Ricardo Palma escribe:
“la
educación de Salaverry fue descuidada, pero tenía un amor profundo al estudio y
sentía con frecuencia la necesidad de desahogar su espíritu en esa música de
palabras que se llama poesía...”
Al cabo
de un tiempo, el general Castilla lo hizo ingresar al cuartel, donde inició su
carrera militar que lo llevaría a ser coronel del ejército peruano. Aquí en sus
horas de guardia y descanso se inicia en el mundo de la poesía, cuando su amigo
y compañero de armas, el poeta Trinidad Fernández reconoce la calidad de los
poemas de Carlos, publicándole unos versos en “El Heraldo”, logrando críticas
favorables
Dos mujeres constituyen fuente inagotable de inspiración para
sus mejores versos. Ellas fueron Mercedes Felices e Ismena Torres. Con la
primera se casó, pero ella lo traicionó dejando en su alma un sello perpetuo de
amargura.
Posteriormente el poeta se enamoró perdidamente de Ismena Torres,
pero como era lógico suponer los padres de ésta se opusieron a toda relación y
enviaron a su hija a Europa. La separación afectó grandemente al sensible espíritu
del poeta.
Cuando los años ya habían pasado y su vida declinaba, habiendo
logrado la separación, definitiva de Mercedes Felices se casa en Paris, pero de
inmediato aparece los síntomas de la parálisis que años más tarde terminarían
por llevarlo a la tumba
Su obra en el teatro
Salaverry incursionó en el teatro con el drama "Arturo", “El pueblo y el tesoro”, y a ella siguió "Atahualpa" en 1854. Luego “Abel o el pescador americano” y “El bello ideal” que es una pieza de cinco actos en verso (Lima 1857); En 1859 "La escuela de las limeñas". “El amor y el oro” (1861); otras piezas teatrales fueron “Los ladrones de alto rango”, “El amor y el odio”, “El hombre del siglo XX”, “El virrey y su favorita”, “Sueños del corazón”, “El pueblo y el tirano” y “Gigantes y pigmeos”. Salaverry entonces sólo tenía 24 años.
Su obra literaria
Sus obras poéticas se refieren principalmente a tres libros aun
cuando tuvo una gran cantidad de versos publicados en revistas y periódicos
de la época. "Diamantes y
perlas" fue editado en Lima en 1869 y "Albores y destellos" en Paris en 1871. En la
misma ciudad "Cartas a un
ángel". Y en el ocaso de su vida escribiría el inmortal poema “Los
misterios de la tumba”, editada en Lima en 1883.
Su trayectoria político-militar
En cuanto a su trayectoria militar política, se puede anotar que
en 1853 era teniente. En 1855 era capitán cuando el coronel Manuel Ignacio
Prado se sublevó en 1865 en Arequipa contra el tratado Vivanco Pareja, contó
con la adhesión del sargento mayor Carlos Augusto Salaverry, el cual participó
el año siguiente en el combate "Dos de Mayo" luego secundó a Balta
contra el coronel Prado en la rebelión de Chiclayo. En 1867 y en 1869 es
nombrado secretario de legación lo que le permitió recorrer Estados Unidos,
Inglaterra, Francia e Italia su residencia habitual fue París y ahí estaba
cuando el presidente Manuel Pardo suprime el cargo y Carlos Augusto quedo en
1872 en la ciudad luz sin medios de subsistencia. Sin embargo, continuaba en
Francia en medio de la miseria queriendo en ciertos momentos suicidarse; hasta
que en 1878 retorno al Perú. Al estallar la guerra con Chile secundó al
presidente García Calderón en 1881, pero en 1883 retorna a Paris en donde
contrae matrimonio con Ismena. Es una etapa feliz pero breve de su vida.
Recorre Italia, Suiza y Alemania. Eso era en 1885 y casi al terminó del viaje
aparecen los síntomas de la parálisis que seis años más tarde lo llevaría a la
tumba.
Ismena Torres una de las más grandes obsesiones de su vida, y
que sin duda fue una fuente constante de versos llenos de pasión Y felices unos
y con una profunda dosis de amargura otros, le inspiró el siguiente soneto:
A un retrato
"¡Sombra
inmóvil!" Te miro a todas horas;
y nunca a
verme tu semblante giras;
cuando
suspiro yo, tu no suspiras
cuando
mis penas lloro, tú no lloras!
A veces, con las galas seductoras
de pureza y candor, mi musa inspiras;
más luego, al contemplar
que no me miras,
rompo las
cuerdas de laud sonoras!
Si amor
que nada pide, nada espera,
hacer
pudiese a tu virtud agravios,
perdón
pidiera a tu beldad, de hinojos;
y cuando
esta ilusión conmigo muere,
tendré un suspiro de tus dulces labios
o alguna
perla de tus bellos ojos!"
Minado su cuerpo por una
parálisis aguda, lentamente se extingue su existencia, falleciendo el 9 de
abril de 1891 en París. Sus restos fueron repatriados en l964 reposando en el
cementerio “San José” de Sullana, donde el escultor Agurto, por encargo del
diputado Luis Carnero Checa, construyó un mausoleo. Ahí se inscribió el
siguiente verso:
Yo quiero que murmuren mis cantares
sobre mi tumba un lánguido rumor,
como deja en el seno de los mares,
su murmullo la ola que pasó
Diamantes y perlas
He aquí,
lector, la diminuta llave
que
guarda de mis joyas el tesoro;
privanme
la modestia y el decoro
de que yo
te las muestre y las alabe.
Quizás tu lente, escrutador, acabe
por no
hallar en mi cofre perlas ni oro
si tal
descubres, por tu honor imploro
que no lo
digas a quien no lo sabe.
Si no
hallas en mis versos poesía,
ni
estilo, ni metáforas brillantes,
mis
páginas arrojan sin leerlas.
Que otro
lector, acaso, encontraría
en los
tipos de imprenta - los diamantes,
y en mis
vacías páginas - las perlas.
Grau
''Asciende hasta la historia, -le decía-
con nuevos lauros, tu nombre sella;
menos confiado en tu
propia estrella
que en tu alma de inmutable valentía”
A mi prosodia el héroe respondía: .
"Morir por nuestra patria es muerte bella;
cambiar mi vida por un triunfo de élla
será -si Dios me escucha-
hazaña mía”
¡En la insólita lid colmó el deseo
de honrar su patria y de trocar su vida
por la inmortalidad del mausoleo!
Salvó el honor, perdiendo la victoria
y pensó al ver su nave destruida:
quien no espere triunfar muera con gloria.
Cayendo en la marítima celada
sin un bajel que en su defensa acuda.
sus fuegos rompe, aunque del triunfo duda.
la coraza era el todo, el valor nada.
La armadura, cual vidrio quebrantada,
la tropa ve estallar de asombro muda;
pero en la lid, desmesurada y ruda,
la enseña del Perú persiste izada.
Sucumbe Grau! En evidente calma,
otro envidia su muerte y se resigna
a la gloriosa herencia de aquella alma!
De su heroísmo es víctima expiatoria;
llega a todos la inmortal consigna:
quien no espere triunfar, muera con gloria.
Acuérdate
de mí
¡Oh!, cuanto tiempo silenciosa el alma
Mira en rededor su soledad que aumenta
como un péndulo inmóvil, ya no cuenta
las horas que se van,
ni siente los minutos cadenciosos
al golpe igual del corazón que adora,
aspirando de la magia embriagadora
de tu amoroso afán!
Ya no late, ni siente, ni aún respira
petrificada el alma allá en lo interno:
tu cifra en mármol con buril eterno
queda grabada en mí!
Ni hay queja al labio ni a los ojos llanto;
muerto para el amor y la ventura,
está en tu corazón mi sepultura
y el cadáver aquí!
En este corazón ya enmudecido
cual la ruina de un templo silencioso,
vacío, abandonado, pavoroso,
sin luz y sin rumor;
embalsamadas ondas de armonía
elévanse un tiempo en sus altares,
y vibraban melódicos cantares
los ecos de tu amor.
¡Parece ayer!... de nuestros labios mudos
el suspiro de ¡Adiós! Volado al cielo
y escondías la faz en tu pañuelo
para mejor llorar¡
Hoy ...nos apartan los profundos senos
de dos inmensidades que has querido,
es más triste y más hondo el de tu olvido
que el abismo del mar!
Pero, ¿qué es este mar? ¿qué es el espacio?
¿qué la distancia, ni los altos montes?
¿Ni qué son esos turbios horizontes
que miro desde aquí;
si a través del espacio y de las cumbres,
de ese ancho mar y de ese firmamento,
vuela por el azul mi pensamiento
y vive junto a ti?
Si yo tus alas invisibles veo,
te llevo dentro del alma, estás conmigo,
tu sombra soy, y adonde vas te sigo
de tus huellas en pos!
Y en vano intentan que mi nombre olvides;
nacieron nuestras almas enlazadas
y en el mismo crisol purificadas
por las manos de Dios!
Tú eres la misma aún: cual otros días
suspéndense tus brazos en mi cuello;
veo tu rostro apasionado y bello
mirarme y sonreír;
aspiro de tus labios el aliento
como el perfume de claveles rojos,
y brilla siempre en tus azules ojos,
mi sol, mi porvenir!
Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido;
mi nombre está en la atmósfera, en la brisa,
y ocultas a través de tu sonrisa
lágrimas de dolor;
pues mi recuerdo tu memoria asalta;
y a pesar tuyo por mi amor suspiras,
y hasta el ambiente mismo que respiras
te repite ¡mi amor!
¡Oh! cuando vea en la desierta playa,
con mi tristeza y mi dolor a solas
el vaivén incesante de las olas
me acordaré de tí!
Cuando veas que un ave solitaria
cruza el espacio en moribundo vuelo
buscando un nido entre el mar y el cielo
¡Acuérdate de mí!
Poema a
la esperanza
Yo sé que
eres un ave fugitiva,
un pez dorado que en las ondas juega,
una nube del alba que desplega
su miraje de rosa y me cautiva.
Sé que
eres flor que la niñez cultiva
y el hombre con sus lágrimas la riega,
sombra del porvenir que nunca llega,
bella a los ojos, y a la mano esquiva.
Yo sé que
eres la estrella de la tarde
que ve el anciano entre celajes de oro,
cual postrera ilusión de su alma, bella.
Y aunque
tu luz para mis ojos no arde,
engáñame ¡oh mentira! Yo te adoro,
ave o pez, sombra o flor, nube o estrella.
Poema responde
Dios dijo
al ave de los bosques canta,
al tierno caliz de la flor, perfuma
a la estrella, los mares abrillanta,
al sol invade en la azulada bruma
al ambiente suspira, al mar encanta
con tus bellezas de argentada espuma
y a ti mujer para el odio nacida,
te ha dicho acaso dios
¿ama y olvida?
Ilusiones
visiones que en la infancia he idolatrado,
¡oh recuerdos, mentiras del pasado!
¡Oh esperanzas, mentiras venideras!
quiero ser por vosotras consolado,
en un mundo fantástico, poblado
de delirios, de sombras y quimeras.
a los que roben, de su ciencia ufanos,
a todo lo ideal su hermoso aliño;
pero apartadme de su estéril duda;
y aunque me cubra de cabellos canos,
dejadme siempre el corazón de un niño.
(Escrito publicado en la edición Nº 91, revista Tallán – Mayo 2014)